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Etiquetado de desempeño ambiental: los próximos sellos en los alimentos

Autores de un estudio realizado entre Oxford y Agroscope, sugieren que esta iniciativa se acompañe por los impuestos correspondientes y subsidios gubernamentales.

Aunque la quema de combustibles fósiles como el petróleo y sus derivados son los principales generadores del dióxido de carbono, otro de los gases que contribuye fuertemente al efecto invernadero es el metano, que se produce por actividades humanas tales como la crianza de ganado y los cultivos agrícolas. En otras palabras, los productos alimentarios emiten diferentes niveles de gases, afectando leve, mediana o fuertemente el planeta. El punto es que las personas no tienen información respecto de cuánto incide su compra de alimentos en las emisiones de CO2 sobre la atmósfera. 

Así como Chile ha dedicado esfuerzos legislativos para lograr que la industria de alimentos revele la información nutricional de sus productos a través de sellos que exponen aquellos altos en grasas, sodio, azúcares y calorías, Europa sugiere introducir un etiquetado ambiental a los alimentos. En la Universidad de Oxford se investigó sobre los diversos enfoques de producción de un mismo producto que pueden dar lugar a resultados ambientales muy diferentes.

Este nuevo estudio, realizado entre Oxford y Agroscope, un instituto suizo de investigación agrícola, ha revelado que los productos que se colocan uno al lado del otro en el supermercado pueden tener impactos ambientales drásticamente diferentes. Por lo tanto, los autores sugieren que se hace necesario introducir un etiquetado ambiental a los productos alimentarios, tal vez acompañado por los impuestos correspondientes y subsidios gubernamentales.

El equipo de investigadores logró construir la base de datos más completa hasta la fecha sobre cómo los diferentes métodos de producción afectan el medio ambiente. El estudio de carácter colaborativo evaluó el impacto alimental de 40 alimentos de casi 40 mil campos y 1.600 procesadores, envasadores y minoristas. Entre los resultados se destacó que la dieta con la cual se alimenta al ganado tiene un gran efecto sobre los gases de efecto invernadero emitido por las vacas.

Por ejemplo, los productores de ganado vacuno con los puntajes de sostenibilidad más pobres utilizaron 370 m2 de tierra por gramo de proteína, lo que dio como resultado 105 kg de emisiones de CO2. Los productores más sostenibles usaron 7,2 m2 y produjeron 8,75 kg de CO2.

Otra serie de 21 investigaciones del mundo, revisadas por científicos pares expertos en agricultura sostenible, demostraron igualmente que la dieta ganadera es clave para lograr una dramática reducción de GEI. Por ejemplo, en Asia midieron y mitigaron gases en cabras y ganado vacuno, logrando reducciones de emisiones de hasta un 60% sólo al cambiar la dieta de los animales. El profesor Ralph Preston, que participó en gran parte de esa investigación, señaló que “en cada caso, los efectos de varias dietas se midieron en términos de criterios de rendimiento animal, como la conversión alimentaria y las tasas de crecimiento, además de las emisiones de GEI”.

Variación de emisiones

Para las mediciones de Oxford y Agroscope, la empresa Edinburgh Sensors creó el sensor de gas infrarrojo Gascard NG, que es un sistema automático de detección de gases que permite medir los niveles de metano durante la ordeña, incluidos CO, CO2 y CH4. El punto relevante es que un mismo alimento final puede variar sustancialmente sus emisiones dependiendo del lugar geográfico donde se produce, los ingredientes que se utilizan y las metodologías particulares que desarrollan las plantas de producción alimentaria.

El autor principal de este estudio, Joseph Poore, explicó que “dos productos que se ven iguales en las tiendas pueden tener impactos muy diferentes en el planeta. En la actualidad, no sabemos nada de este tema cuando tomamos decisiones sobre qué comer. Además, esta variabilidad no está reconocida ni en las estrategias ni en las políticas destinadas a reducir los impactos de los agricultores del mundo”.

La introducción del etiquetado ambiental en los productos alimentarios finalmente permitiría al público tomar una decisión informada al momento de elegir su lista de compras. Sin embargo, esto también trae algunos efectos en el sector, dado que los minoristas probablemente no podrían responder con productos sostenibles para satisfacer a sus clientes. Y los grandes productores deberían orientarse hacia una política más respetuosa con el medio ambiente para seguir siendo competitivas.

Al menos para la revista Environmental Technology, “la introducción del etiquetado ambiental, acompañado de iniciativas financieras del gobierno, podría ser beneficioso para todos los involucrados. El productor podría obtener una ventaja competitiva sobre sus rivales, el minorista y el consumidor podrían tomar decisiones más conscientes y el planeta podría estar sujeto a una explotación menos indebida de sus recursos naturales”.

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