Recientemente, la Organización Panamericana de la Salud incluyó a los edulcorantes en la lista de nutrientes críticos, como el sodio, el azúcar y las grasas saturadas. Y aunque no hay estudios concluyentes respecto a los endulzantes artificiales, los expertos avanzan en evidencias que indican que no serían tan inocuos como se creía. Problemas intestinales, infertilidad, mayor apetito y un impacto metabólico no deseado en pacientes diabéticos, son algunos de los potenciales problemas que podrían arrastrar estos productos.
Desde que el azúcar se convirtió en un enemigo de la alimentación saludable, los endulzantes tomaron la delantera en el mercado del dulzor, siendo añadidos a todo tipo de productos para niños, adultos y especialmente para pacientes diabéticos. No obstante, en el último tiempo la ciencia ha arrojado algunas evidencias –aún no concluyentes– que alertan respecto al consumo de los endulzantes artificiales.
“Hay distintos estudios que han visto que dañan por ejemplo, la flora intestinal, o que podrían estar asociados con daño neurológico, con Alzheimer, pero eso todavía está a nivel de estudios en animales de experimentación, todavía no se comprueba en las personas. Se están haciendo estudios para ver qué pasa con los edulcorantes, porque no son tan inertes como pensábamos que eran. El tema y la controversia surge ahora porque se ha visto que los endulzantes sí estarían afectando el metabolismo de la glucosa”, lo que tendría un impacto especialmente en los pacientes diabéticos que consumen estos productos, explica la nutricionista Verónica Sambra, nutricionista de la Facultad de Medicina y Magíster en Ciencias Biológicas con mención Nutrición.
Sambra cuya investigación de magister trató sobre el uso de endulzantes en pacientes diabéticos, señala que “si nosotros consumimos sucralosa acompañada de hidratos de carbono, vamos a estar absorbiendo más rápidamente la glucosa que si sólo consumiéramos azúcar. El consumo de estos edulcorantes potencia los peaks de glicemia, y claro, en una persona sana puede compensar a través de la insulina, pero en un paciente diabético no puede compensarlo porque ya tiene deteriorada la secreción de insulina. Eso quiere decir que los pacientes diabéticos tienen que usar los edulcorantes con moderación”.
Conocedora de los resultados que hasta ahora se han entregado sobre estos productos, Sandra Hirschacadémica del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) y gastroenteróloga, advierte que, “hay estudios que han demostrado por ejemplo, que los endulzantes aumentan el apetito por las cosas dulces, aparentemente porque estimularían los receptores de lo dulce. Hay estudios que han demostrado en animales y en in vitro, que algunos podrían producir alteraciones hepáticas, muy parecidas a la esteatohepatitis no alchólicas, y que podrían también aumentar la secreción de insulina,hay otros que demuestran que la estevia puede tener efectos no deseados, como la infertilidad”. No obstante, subraya Hirsch, “hay otras investigaciones que no demuestran lo mismo, y probablemente tenga esto tenga que ver con la cantidad de endulzante que uno consuma. Además no todos los endulzantes son iguales”.
En línea con lo que dice la gaestroenteróloga del INTA, los endulzantes tienen un tope máximo de consumo según el peso de cada persona, cuestión que en estos momentos mantiene en alerta al Ministerio de Salud, que en mayo pasado el confirmó estar estudiando el tema y elaborando un informe sobre los eventuales riesgos para la salud de estos productos, tras advertir un aumento de su uso como reemplazante del azúcar debido a la Ley de Etiquetados vigente desde 2016.
¿Endulzar o no?
“Nuestra formación siempre va enfocada a que restringimos el azúcar en pacientes que tienen una alteración en el metabolismo de la glucosa, ya sea un diabético o un resistente a la insulina, a ellos se les plantea reemplazar el azúcar de mesa por algún tipo de edulcorante. Pero la población normal, a los niños que no tienen exceso de peso, pueden consumir azúcar dentro de la recomendación, que ojalá sea el 10 por ciento de las calorías que consumen al día”. Particularmente el caso de los pacientes diabéticos,la nutricionista afirma que "hay que educarlos respecto a que utilicen las dosis correcta, por ejemplo, que por cada taza de té, solo ocupen lo equivale a dos cucharaditas de azúcar, que son 10 gotitas, no habría problema. Pero el problema es el uso desmedido, los diabéticos vemos que le agregan un chorro de endulzante, y no solo al té, sino que están consumiendo una leche, un pastel con edulcorante, entonces, es el exceso de edulcorante que podría estar llevando un mal control metabólico de los pacientes diabéticos”.
Desde el INTA la doctora Hirsch señala que su posición es "tratar de consumir el mínimo posible de edulcorantes, no agregarles a las bebidas, ni tomar bebidas con edulcorantes. Hay que intentar hacer un cambio de switch en la gente, que en vez de consumir bebidas consuman agua, que no le agreguen dulzor al agua, al té, al café, ni a los jugos de frutas”. En este sentido, la especialista plantea que la población debiese avanzar a quitar todo tipo de dulzor añadido a los alimentos y bebidas.
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