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Agroalimentos del Desierto: Innovación con Sabor a Futuro desde la Región de Antofagasta

  • Foto del escritor: Ximena Figueroa
    Ximena Figueroa
  • 25 sept
  • 9 Min. de lectura

En medio del desierto más árido del mundo, un programa pionero ha promovido el desarrollo de una agricultura extrema orientada a productos gourmet con identidad local, fomentando la sostenibilidad, la innovación y el liderazgo femenino.


En el corazón del desierto de Atacama, donde la vida desafía los límites y el sol domina el paisaje, florece una revolución silenciosa. Se trata del Programa Territorial Integrado (PTI) “Agroalimentos del Desierto”, una iniciativa impulsada por el Comité de Desarrollo Productivo Regional de CORFO, agenciado por GEDES, que ha convertido las condiciones extremas del norte chileno en una oportunidad para la innovación agroalimentaria.

San Pedro de Atacama. En el desierto más árido, la vida brota y se convierte en alimento… y en futuro.
San Pedro de Atacama. En el desierto más árido, la vida brota y se convierte en alimento… y en futuro.

El PTI “Agroalimentos del Desierto” se alinea con políticas nacionales y regionales que promueven la diversificación productiva en zonas áridas, como el Programa Transforma Alimentos, la Estrategia Regional de Innovación (ERI), la Estrategia Regional de Desarrollo (ERD) y el Plan Regional de Gobierno 2021–2024. Este último refuerza la visión de una economía basada en pymes con valor agregado, articulando sectores líderes e incipientes, y priorizando el desarrollo de laboratorios naturales —como la agricultura del desierto y la biotecnología en ambientes extremos—, así como el turismo especializado, las energías renovables, el uso sostenible del agua y la consolidación de un hub logístico bioceánico.

 

El PTI fue aprobado en noviembre de 2021, a partir de un diagnóstico que identificó doce brechas estructurales que limitaban el desarrollo de la agricultura en zonas áridas de la región. Entre ellas se destacan: la falta de coordinación y objetivos comunes entre actores del rubro; la escasa formalización de

los productores; la baja profesionalización y ausencia de conocimientos técnicos; la carencia de profesionales especializados en agricultura del desierto; y la discontinuidad en proyectos del sector. A ello se suman la escasez hídrica, la débil difusión de buenas prácticas agrícolas, las dificultades de comercialización, el bajo nivel de emprendimiento y agregación de valor, las restricciones de financiamiento e inversión, la lenta adopción de tecnologías, la escasa inversión en I+D+i y la baja calidad de suelos y agua.

 

La hoja de ruta contempla tres periodos de gestión y finaliza en septiembre del año 2025. Fue diseñada con el propósito de abordar las brechas identificadas anteriormente, en coherencia con la Estrategias Regionales, con el objetivo de posicionar al desierto como un laboratorio natural.

 

Desde el año 2021, el programa ha trabajado en articular a actores del mundo público, privado, académico y comunitario, con el fin de fortalecer la cadena de valor agroalimentaria, poniendo especial énfasis en el procesamiento y la generación de valor agregado en productos con identidad local. La gobernanza, participativa y basada en un enfoque de cuádruple hélice, ha integrado a instituciones públicas, privadas y académicas, entre ellas: el Gobierno Regional, la Seremi de Agricultura, INDAP, INIA, FIA, Aguas Antofagasta, SQM, CODELCO, Fundación RONDO, representantes de las cuatro comunas de intervención, así como universidades como la UCN —a través de CEITSAZA— y la UA, junto al Centro de Bionnovación.

 

Durante su primer periodo, el programa identificó y categorizó a los productores del litoral y la zona altiplánica, generando una base sólida para la intervención. Esta caracterización reveló una geografía productiva diversa, que se extiende desde las comunas de San Pedro de Atacama hasta Taltal, incluyendo también Antofagasta y Calama, y abarcando sectores periurbanos como Altos La Portada y zonas rurales como Toconao.

 

En el altiplano y la precordillera, predominan los cultivos tradicionales como papa y maíz, hierbas medicinales, frutas y hortalizas, así como la producción de licores, vinos, mermeladas y arropes. En la zona litoral, destacan el aceite de oliva, las hortalizas de hoja, las flores comestibles y los productos en conserva y deshidratados. En los sectores periurbanos, como Altos La Portada y La Chimba, el enfoque está en cultivos hidropónicos y microgreens mediante tecnologías controladas. Este mapeo territorial ha permitido orientar las acciones técnicas del programa de acuerdo con las condiciones agroecológicas y las potencialidades comerciales de cada zona. 

Calama. Mario Pereira cultiva miel en pleno desierto, donde las abejas desafían al sol y dan vida a la agricultura local.
Calama. Mario Pereira cultiva miel en pleno desierto, donde las abejas desafían al sol y dan vida a la agricultura local.

A lo largo del primer periodo, se ejecutaron diversas actividades clave orientadas a fortalecer las capacidades productivas y de gestión del ecosistema agroalimentario regional. Entre ellas se incluyen asistencias técnicas para el mejoramiento competitivo de la oferta hidropónica en las comunas de Antofagasta y Taltal, que incorporaron mejoras en etiquetado mediante la inclusión de tablas nutricionales, sellos “Altos en…”, ficha técnica del producto y remasterización de logos. Se brindó asesoría para la elaboración de un plan de autogeneración eléctrica sustentable para emprendimientos silvoagropecuarios, así como apoyo para el fortalecimiento de cooperativas agrícolas a nivel rural o comunal. También se diseñó un plan regional de regularización sanitaria para emprendimientos agrícolas rurales y comunitarios, junto con asesoría legal para la regularización de terrenos de uso agrícola en productores vitivinícolas de la comuna de San Pedro de Atacama.

 

En paralelo, se desarrolló un ciclo de charlas que abordó temáticas como diseño de imagen y packaging, manejo de redes sociales, estrategias de marketing, creación de empresas en un día y formalización ante el SII, además de una charla especializada en Buenas Prácticas Agrícolas (BPA). Se diseñó un programa de formación y certificación de competencias laborales en los sectores agrícola y alimentario, y se elaboró el primer catálogo digital regional de la oferta de agro productos de la Región de Antofagasta. Asimismo, se participó en una Feria de la Vendimia en San Pedro de Atacama, donde se visibilizaron productos locales con identidad territorial.

Toconao. Vino Ayllu: racimos que maduran a más de 2.400 metros, llevando el sabor del altiplano a la copa.
Toconao. Vino Ayllu: racimos que maduran a más de 2.400 metros, llevando el sabor del altiplano a la copa.

Complementariamente, se realizó una gira de prospección a centros de innovación gastronómica en Santiago, se llevaron a cabo jornadas de intercambio técnico-productivo entre emprendedores del litoral y del altiplano, se organizó una ronda comercial para vincular oferta y demanda, y se desarrolló una actividad de cierre con balance de resultados y proyección estratégica. Estas acciones permitieron dinamizar la red de actores del ecosistema agroalimentario del desierto y sentaron las bases para el crecimiento sostenido del programa en sus etapas siguientes.

 Durante el segundo periodo, el programa intensificó su trabajo territorial con más de diez actividades destacadas. Entre ellas se incluyeron sesiones de gobernanza, la evaluación del potencial gastronómico local y un ciclo de talleres donde se abordaron temáticas como innovación, fijación de precios, determinación de costos y buenas prácticas agrícolas y de manufactura. Adicionalmente se ejecutó una consultoría de gestión logística y servicios de última milla, tanto a nivel local como nacional, orientada al mercado de demanda gourmet, promovió una consultoría para la formación de liderazgos femeninos, fortaleciendo el rol de las mujeres en la cadena agroalimentaria. Se realizó una gira internacional a Costa Rica, que permitió conocer experiencias de agroinnovación en ambientes tropicales, y se desarrolló una asesoría en packaging, explorando diferentes alternativas de envases acordes al concepto y requerimientos de los agroalimentos orientados a la exportación. 

 

Además, se impulsaron procesos de mentoring y coaching empresarial, junto con asesorías especializadas en modelos de negocio de triple impacto. Se concretó el desarrollo del segundo Catálogo Digital Regional de productos, el cual amplió la visibilidad de la oferta local. Un hito relevante fue el trabajo colaborativo entre los emprendimientos Stück y Dalay, que marcó un precedente en el desarrollo conjunto de productos gourmet, vinculación con AIEP permitió articular acciones formativas y técnicas con el ámbito académico, reforzando la sostenibilidad del modelo.

 

Se destaca la articulación con actores claves que han fortalecido el desarrollo del programa y su vinculación estratégica con el sector turismo, especialmente a través de la promoción de productos con identidad local en espacios como la vitrina de Ladera Sur junto a Sernatur. Finalmente se consolido un Programa de Formación de competencias que certifico a siete productores de Altos la Portada en las Buenas prácticas agrícolas. 

 

Antofagasta. Productores regionales reciben certificación en Buenas Prácticas Agrícolas, fortaleciendo la calidad e inocuidad en el desierto, mediante programa Focal de CORFO.
Antofagasta. Productores regionales reciben certificación en Buenas Prácticas Agrícolas, fortaleciendo la calidad e inocuidad en el desierto, mediante programa Focal de CORFO.

Uno de los elementos más destacables del programa ha sido su enfoque inclusivo y territorial, más del 66 % de las organizaciones beneficiarias están lideradas por mujeres, quienes han asumido un rol protagónico en el desarrollo de productos con identidad cultural, valor agregado y proyección gourmet. Esta perspectiva ha sido clave para la sostenibilidad social del modelo, al integrar saberes ancestrales con tecnología moderna.

 

Casos de éxito como Vinos Ayllu, Licores Don Mateo, Sabores Escondidos, Tomates Verdes, Stuck Chocolates y Kenko Vida reflejan el impacto tangible del PTI. Estas iniciativas han logrado formalizarse, mejorar sus empaques, acceder a ferias nacionales e incluso aspirar a la exportación. Por ejemplo, Ada Zuleta, de Ckachi Hoiri, llevó sus mermeladas artesanales con rica-rica y rosa de Jere al Centro de Innovación Gastronómica de INACAP en Santiago, donde chefs profesionales validaron su potencial gourmet.

 

Entre otras iniciativas destacadas se encuentra Licores Don Mateo y Kenko Vida, empresa dedicada a alimentos fermentados, seleccionadas como parte del Catálogo de Innovación Alimentaria de Transforma Alimentos en los años 2023 y 2024 respectivamente. Asimismo, la productora Apicultura Pereira ha incorporado terapias respiratorias con aire de colmena, fortaleciendo además el vínculo entre apicultura y polinización agrícola. La Cooperativa Campesina Lickanantay, enfocada en la producción de vinos de altura, constituye otro ejemplo concreto del alcance y profundidad del programa.

 

El PTI también ha destacado por su impulso a la asociatividad y la comercialización. Ha organizado participaciones en la Feria Espacio Food & Service (2023 y 2024), el evento alimentario más importante de Chile, llevando a más de diez emprendedores de Taltal, Antofagasta, Calama y San Pedro de Atacama.

Taltal. Olivos que desafían la aridez costera, cosechando sabor en pleno desierto.
Taltal. Olivos que desafían la aridez costera, cosechando sabor en pleno desierto.

A través de su cuenta oficial de Instagram (@agroalimentosdeldesierto), el programa ha fortalecido su visibilidad y vinculación con la comunidad. En esta red social se difunden testimonios de beneficiarios —como el de Dalay Noemí—, videos de talleres de costos en San Pedro de Atacama, visitas a productores de Calama, y muestras de productos como bombones rellenos de peras al vino con arrope de chañar. Esta estrategia digital ha permitido mostrar la riqueza del territorio en formatos visuales accesibles, incrementando el reconocimiento del proyecto tanto a nivel regional como nacional.

 

Durante el tercer año, actualmente en ejecución, el trabajo del PTI apunta a la apertura de mercados, la participación en ferias especializadas y la internacionalización de la oferta regional. Se realizaron sesiones de gobernanza, el acto de adjudicación de fondos del programa Desarrolla Inversión 2024, y se participó en instancias relevantes como el Encuentro de Turismo Costero y la Feria Mipyme. Se desarrollaron mesas técnicas, visitas a beneficiarios en Altos La Portada, y diversas acciones de vinculación productiva y territorial.

 

Entre las actividades destacadas del plan de trabajo de esta etapa se incluyen la elaboración de una plataforma virtual inmersiva (agroalimentosdeldesierto.cl), la actualización del Catálogo Regional de Agroalimentos del Desierto y un nuevo ciclo de talleres formativos, enfocados en fortalecer capacidades de gestión y comercialización.

 

Asimismo, se han desarrollado talleres como "Marca Chile" y "Región Antofagasta: un universo por descubrir", que han contribuido al posicionamiento territorial de la oferta agroalimentaria.

Altos La Portada, Antofagasta. Maracuyás que florecen entre ciudad y desierto, llevando frescura al borde costero.
Altos La Portada, Antofagasta. Maracuyás que florecen entre ciudad y desierto, llevando frescura al borde costero.

En cuanto a innovación tecnológica, el PTI ha abordado temas como el uso de bioestimulantes para mejorar suelos áridos. En paralelo, se diseñó una tercera versión del catálogo digital regional que permite posicionar los productos de los beneficiarios y facilitar su ingreso a nuevos mercados especializados. Además, coorganizó el Congreso Agropecuario junto a SQM Litio, instancia en la que productores del desierto presentaron sus productos y el trabajo realizado.

 

El programa ha fortalecido el tejido productivo local, con más de 90 emprendedores beneficiados en el primer año y cerca de 100 al cierre del PTI. Entre los logros destacan la formación de cooperativas, las capacitaciones en comercialización y buenas prácticas, así como la incorporación de identidad cultural en los relatos de marca. Además, se ha generado un impacto positivo en la colaboración interinstitucional lo que ha permitido articular soluciones a problemáticas estructurales del sector.

 

Es importante mencionar que, junto con el plan de actividades, se desarrolló una cartera de iniciativas de escalamiento competitivo que contribuyeron significativamente al desarrollo de la agricultura y los agroalimentos en el desierto.

 

La evaluación general del PTI Agroalimentos del Desierto es ampliamente positiva. A lo largo de sus tres años de implementación, el programa ha demostrado una ejecución sólida, con resultados concretos en materia de innovación, asociatividad, diversificación productiva e impacto social. Se ha logrado articular a múltiples actores del ecosistema regional, promoviendo una gobernanza efectiva e inclusiva. Destaca especialmente la incorporación transversal de un enfoque territorial y de género, así como la capacidad del programa para transformar desafíos estructurales —como la escasez hídrica, la informalidad productiva y la fragmentación de actores— en oportunidades de desarrollo sostenible.

 

Esta experiencia constituye hoy un referente replicable para otras regiones extremas de Chile y América Latina, gracias a su modelo de intervención basado en la articulación público-privada, la activación de economías locales con identidad cultural, y la generación de valor agregado desde territorios tradicionalmente marginados del mapa agroindustrial.

 

En línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, el PTI ha contribuido de manera concreta al ODS 1 (fin de la pobreza), ODS 2 (hambre cero), ODS 5 (igualdad de género), ODS 8 (trabajo decente y crecimiento económico), ODS 12 (producción y consumo responsables) y ODS 13 (acción por el clima), fortaleciendo el ecosistema agroalimentario regional desde una perspectiva resiliente, inclusiva y tecnológicamente adaptada al desierto.

Vivero en el desierto: lechugas hidropónicas y flores que llenan de color y frescura la producción local.
Vivero en el desierto: lechugas hidropónicas y flores que llenan de color y frescura la producción local.

Hoy, los Agroalimentos del desierto no solo son una realidad consolidada, sino una propuesta de futuro para una región que ha sabido transformar la adversidad en una plataforma de innovación, identidad y crecimiento sostenible. Porque donde otros ven límites, Antofagasta ve oportunidades.

 

Del desierto a la mesa del mundo, los productos del norte de Chile representan el nuevo rostro de la innovación alimentaria sostenible.

 Dra. (c) Ximena Figueroa Gómez

Socia Fundadora y CEO de Agencia de Seguridad Alimentaria

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